MEJORAR MIS MEZCLAS
La experiencia me ha enseñado muchas cosas en la vida y por supuesto en mi profesión, la ingeniería de sonido. Se podría resumir en una frase muy corta y fácil de entender: “salvo en situaciones extremas, los extremos no son buenos”. Dicho de otra manera: “por norma general, lo bueno o correcto es el término medio y la moderación”. Esto qué significa y cómo aplicar este conocimiento al mundo del sonido y concretamente al de la mezcla. Vayamos por partes.
Lo primero que debemos entender es que cuando los ingenieros de sonido mezclamos una canción, lo hacemos para sintonizar con un público, el cual podría ser desde tú mismo, hasta tu grupo de amigos o el mundo entero. ¿Qué significa sintonizar con el público? Sintonizar significa empatizar, conectar y hacerse entender. En un sentido artístico, comunicar. Ese es el objetivo fundamental de toda mezcla y de toda obra de arte: comunicar algo del modo más directo y claro posible. El primer hombre que pintó su mano en una cueva estaba queriendo decir algo. Quizá quiso decir “yo estuve aquí” o “esta cueva es mía” o “soy consciente de mi mano” o… las interpretaciones pueden ser muchas y están y estarán siempre abiertas.
¿A dónde nos lleva esto?
Un gran ingeniero de sonido es:
1. Aquel capaz de comprender qué quiere expresar o comunicar la obra en la que está trabajando.
2. Aquel capaz de potenciar esa expresión procesando y ordenando el sonido.
Hay canciones que buscan expresar rabia, otras relajación, otras libertad, otras desenfado, etcétera. Existen tantas posibilidades como sensaciones puede tener el ser humano. La música trata sobre sensaciones. El sonido nos hace sentir, nos conmueve, y nos mueve tanto interiormente (emociones), como exteriormente (cuerpo).
¿Qué es un buen sonido entonces?
Un buen sonido es aquel que logra movernos en la dirección adecuada. Una canción que habla de libertad, deberá hacernos sentir liberados. Una canción que habla de levantar la cabeza, deberá darnos fuerza. Una canción que habla sobre tomarnos las cosas con humor, deberá hacernos sentir desenfadados.
¿Cómo se logra todo esto con sonido?
¡Mezclando! Los faders, los paneos, los ecualizadores, los compresores, los efectos, etcétera., todos los procesadores y técnicas que utilizamos deben estar al servicio de la comunicación. Una canción hecha para volvernos locos en una fiesta debe mezclarse con atrevimiento y sin miedo, ¡con un punto de locura! Una canción hecha para una cena romántica debe mezclarse con suavidad y dulzura, con un punto de tacto.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la moderación?
Es fácil de entender. Existe un punto en el que la locura se convierte en caos, y un punto en el que la suavidad y la dulzura se convierten en aburrimiento y pesadez.
¿A dónde quiero llegar?
Los ingenieros de sonido existimos para que la locura no se convierta en caos y la dulzura en aburrimiento. ¡Los ingenieros de sonido existimos para poner un punto de objetividad en la subjetividad de los productores musicales y de los artistas! Lo explicaré con un ejemplo en primera persona que todo el mundo podrá comprender.
Yo, Marmaster, que además de ingeniero de sonido soy productor musical, tengo una tendencia personal a exagerar una cualidad sonora en mis producciones: la profundidad. Me gustan las canciones muy profundas porque soy una persona muy profunda. ¿Hay algún problema en ello? Artísticamente hablando, no. Técnicamente y comercialmente hablando, sí. ¿Por qué? Es sencillo de comprender.
Hay muchísimas personas que jamás empatizarán con mis producciones porque les resultarán demasiado profundas. ¿Y eso me importa? ¡Por supuesto! Me importa porque me gustaría que mi mensaje llegara a todas las personas. ¿A todas? Sí, a todas. ¿Por qué no? ¿Por qué iba a rechazar a un determinado grupo de personas? No soy racista, ni machista, ni clasista, ni nacionalista. Quiero que mi música sea capaz de penetrar en todas las personas sean del género, la edad y la procedencia que sean. Quiero que mi música llegue a todos y a todas. ¿Saben cómo se logra eso? Con moderación. Esa es la clave.
Todo puede decirse siempre y cuando se diga con moderación. Puedes decirme que no te gusta mi forma de pensar siempre y cuando me lo digas con moderación, no gritándome. Puedes decirme que haga menos ruido cuando me levanto siempre y cuando me lo digas con moderación, no insultándome. Puedes decirme que soy maravilloso siempre y cuando me lo digas con moderación, no adulándome.
Con el sonido pasa lo mismo. Eres completamente libre de expresar rabia en una canción, pero para que esa canción entre en las personas, esa rabia tendrá que ser aceptada en un sentido literal por el cuerpo que la recibe. Tu sonido tendrá que atravesar los oídos de una persona para que la canción y su mensaje calen en su interior, y eso no es tan fácil como imaginas porque esa persona, al igual que tú y que yo, tiene un cuerpo, y ese cuerpo tiene una sensibilidad determinada, independientemente de que te guste a ti o no.
¿Has probado alguna vez a mirar directamente al sol? No lo intentes, te quemarás los ojos. Con el sonido pasa igual. ¿Sabes por qué determinadas canciones no se escuchan bien? Porque te queman los oídos, porque se te hacen demasiado pesadas, porque se te hacen demasiado punzantes, porque, por un motivo u otro, tu cuerpo primero y más tarde tu mente las rechazan, y las rechazan porque son demasiado esto o demasiado lo otro.
Conclusión.
La clave para lograr que el público empatice con el sonido de una canción es lograr una expresión moderada. ¿Eso significa hacer canciones planas? No. Eso significa expresar pero sin traspasar los umbrales de sensibilidad del cuerpo humano.
¿Y eso cómo se logra?
Primera y fundamentalmente permitiendo que la canción sea mezclada por una persona completamente independiente a la producción.
¿Por qué?
Porque la persona que produce la música simplemente no puede ver sus propias exageraciones, del mismo modo que una persona que quiere salir de sus problemas no puede psicoanalizarse a sí misma. Este es uno de los principios fundamentales del psicoanálisis. El loco piensa que los demás están locos. La persona que está ansiosa piensa que todo el mundo le molesta. El artista demasiado profundo piensa que todos son superficiales y el artista que vive sobreexcitado piensa que todos son unos aburridos.
El resultado de todas estas lógicas es la incomprensión y el aislamiento, lo que en términos artísticos significa la muerte, ya que un artista se debe a la comunicación. Un artista es un comunicador. Un artista es alguien capaz de hacer comprender algo a su comunidad a través de su expresión.
¿Y qué persona independiente a la producción debería entonces mezclar la canción?
Deberíamos encontrar a un mezclador que por un lado sea capaz de comprender el mensaje artístico que quiere transmitir la canción (rabia, dulzura, libertad, soledad, etcétera.), y que por otro sepa cómo potenciarlo con sonido a través de la técnica (ecualización, dinámica, escenario, efectos, etcétera.).
Además, como dije anteriormente, esa persona debería ser capaz de proyectar la emoción adecuada pero sin pasarse de la línea que marca la diferencia entre la rabia y el dolor, la suavidad y el aburrimiento, la libertad y el caos, etcétera. En este sentido, ciertamente se podría concluir que son mejores mezcladores aquellas personas estables a nivel emocional, pues cualquier tipo de desequilibrio genera consecuentemente alteraciones en la sensibilidad que impiden al mezclador mantener el nivel de tensión/relajación optimo.
Finalmente, podemos concluir que la persona que mezcle una canción debería ser:
- Independiente a la obra o capaz de observar las exageraciones que esta presenta y que sus propios creadores no pueden ver.
- Artísticamente sensible o capaz de comprender la subjetividad, la emoción, el mensaje o el carácter que la obra quiere expresar.
- Técnico o capaz de usar sus herramientas para lograr sus propósitos artísticos.
- Moderado o capaz de respetar los límites físicos del cuerpo y la mente.
Para que me entiendan. Si me envían una canción que quiere expresar un sentimiento de iluminación, usaremos entre otras cualidades sonoras un balance de graves y agudos que favorezca esa sensación, pero al mismo tiempo seremos moderados para que esa luz no queme los oídos del oyente y por lo tanto el cuerpo rechace el sonido y con ello la canción.
Así con todo.
P.D.: Cuando una mezcla no te entra por el oído, por lo general siempre será porque es insuficiente en esto o insuficiente en lo otro, o demasiado esto o demasiado lo otro. Sin embargo, cuando una canción te entra por el oído con facilidad es porque todas las cualidades que presenta su sonido (tono, dinámica y escenario) aparecen exactamente en la medida necesaria para comunicar aquello que la canción quiere expresar. Ni más, ni menos.