MEJORAR MIS MASTERS
Masterizar trata acerca de potenciar cierto tipo de sensaciones y desactivar otras. Implica tomar decisiones. Implica decidir qué tipo de sensaciones queremos que genere una canción en concreto y cuáles no queremos que genere. Es bastante sencillo de entender que una canción ligera, la cual te invita a disfrutar del momento sin preocupaciones, no debería de sentirse pesada y densa. El mastering trata sobre eso: escuchar y sentir, analizar y actuar.
Escuchar y sentir.
Escuchar es de todos los aspectos del mastering, así como de la mezcla, el más importante. Curiosamente, poca gente es consciente de la importancia de saber escuchar.
La primera vez que un ingeniero de mastering escucha una canción no debe escuchar como un ingeniero, sino como una persona. Escuchar como una persona significa hacerlo no para analizar, sino para sentir. La gente escucha música porque le apetece, no por obligación. Cuando una persona escucha música lo hace porque quiere sentir algo, ya sea animarse, relajarse, pasar un rato romántico con su pareja, bailar, gritar, etcétera. La música tiene el potencial de activar toda la gama de sensaciones humanas y sin duda lo hace.
Cada canción, lo sepa su creador o no, genera algún tipo de impacto emocional.
La primera responsabilidad de un ingeniero de mastering es escuchar la música sobre la que se dispone a trabajar prestando atención al tipo de impacto emocional o sensaciones que genera sobre sí mismo. Solo una vez que ha comprendido la canción desde un punto de vista emocional puede comenzar la segunda etapa del proceso.
*Los ingenieros de mastering utilizan técnicas de escucha que permiten desactivar el hemisferio analítico del cerebro de modo que se pueda prestar más atención a los sentimientos que genera la música, los cuales a su vez están muy ligados a nuestro cerebro primitivo. Dicho de otro modo, la primera escucha que realiza un ingeniero de mastering debe realizarse no desde la corteza prefrontal o la conciencia, sino desde nuestro yo más profundo, aquel que no comprende el sonido, sino que lo siente.
Analizar y actuar.
Analizar es, literalmente, “examinar detalladamente una cosa, separando o considerando por separado sus partes, para conocer sus características o cualidades, o su estado, y extraer conclusiones”.
Cuando un ingeniero de mastering analiza la canción sobre la que se dispone a trabajar, lo que busca fundamentalmente conocer son sus cualidades tonales, dinámicas y espaciales.
¿Para qué?
Aquí reside el quid de la cuestión del mastering.
Una vez que el ingeniero de mastering conoce qué tipo de cualidades sonoras (tono, dinámica y escenario) y qué sentimiento (impacto emocional) genera una canción, estará capacitado para tomar el tipo de decisiones que él considera que podrían beneficiar a la obra.
Por poner un ejemplo muy básico y que todo el mundo podrá comprender, una canción que habla sobre disfrutar el momento sin preocupaciones, pero sin embargo se nos hace muy densa (sentimiento), podría beneficiarse de una disminución de energía en la zona medio baja del espectro de frecuencias (medios-graves), porque es en esa zona donde la mayoría de los sonidos (voz, bajo, guitarra, piano, etcétera.) presentan sus frecuencias fundamentales y sus primeros armónicos, y por ende hay una gran cantidad de energía en esa zona, lo cual contribuye a la sensación de densidad que consideramos poco adecuada para esta canción en concreto.
Dicho en castellano, quitando medios-graves lograremos que nuestra canción sea menos densa y que por lo tanto presente un sentimiento más desenfadado, del mismo modo que un chef podría añadir un poco de agua a una crema de verduras demasiado espesa para aligerarla un poco.
Conclusión.
Un ingeniero de mastering utiliza la técnica al servicio del arte, es decir, procesa el sonido con sus herramientas tonales (ecualización), dinámicas (compresores) y espaciales (imagen estéreo) con el propósito de generar una experiencia determinada en los oyentes. La cuestión es, y aquí reside la gran complejidad del mastering, que sea capaz de potenciar el tipo de experiencia que requiere la canción y no otra.
Por esta razón, como decíamos al principio de esta entrada, antes de actuar (procesar el sonido) es fundamental que el ingeniero de mastering comprenda desde un punto de vista artístico la canción sobre la que va a trabajar.
Dicho en castellano, un ingeniero de mastering que procesa el sonido de una canción sin comprender previamente sobre qué trata la misma, está en la posición perfecta para hacerle un gran daño a la misma. ¿Imaginan una canción romántica que genera una continua sensación de agresividad? No tiene sentido. Sería como hacer un dulce de chocolate que sepa salado.
¿Cómo mejorar entonces su master?
1. En primer lugar y ante todo me gustaría remarcar que bajo ninguna circunstancia masterizaría mi música a través de un proceso automático realizado por un ordenador incapaz de comprender las particularidades de mi obra, es decir, incapaz de entender cuál es la experiencia concreta que yo quiero generar con ella.
2. Partiendo de la base de que mi obra debe ser masterizada por una persona sensible y no por una computadora insensible, es fundamental comprender que la persona adecuada para hacerlo de ningún modo puede ser la misma que haya mezclado la canción. Hay muchos motivos que explican esta máxima del mastering, pero principalmente hay uno muy sencillo de comprender. Lo que el ingeniero no haya hecho en la fase de mezcla no lo va a realizar en la fase de mastering. Simplemente no tiene ningún sentido que la misma persona que ha decidido crear un sonido espeso y abierto en fase de mezcla, decida crear un sonido claro y cerrado en fase de mastering. ¿Qué podría propiciar ese cambio de criterio? Si alguien puede explicármelo, se lo agradezco. Para mí, y en general para la comunidad de ingenieros de mastering profesionales, simplemente no tiene sentido.
El mastering es una segunda revisión realizada por un segundo ingeniero de sonido en un segundo estudio que busca observar desde una posición independiente a la de los creadores de la obra (productor e ingeniero de mezcla) qué tipo de cualidades sonoras podrían aumentarse o acentuarse en una canción para lograr que la experiencia que esta debe generar se desarrolle en su máximo potencial, y aunque es cierto que hay mezclas que no requieren absolutamente ningún tipo de tratamiento en fase de mastering, es decir, que hay veces que un ingeniero de mastering decide no hacer absolutamente nada sobre la mezcla en la que está trabajando, estas veces son las mínimas y en cualquier caso también es una decisión que debe tomar el ingeniero de mastering, no el de mezcla.
La realidad es que, en la mayoría de los casos, unas pocas decisiones bien tomadas en fase de mastering pueden generar un cambio muy positivo en una obra musical, en el sentido de que son capaces de potenciar una experiencia para el oyente más potente y adecuada. Si te gustaría dedicarte al mastering, este es el camino. Pocas decisiones con mucho sentido.
P.D.: Lograr un gran mastering depende del conocimiento y la comprensión que se tenga sobre la relación entre el ser humano y el sonido, de la capacidad técnica del ingeniero y, sobre todo, de la capacidad de interpretar correctamente qué es exactamente lo que necesita una canción para mostrarse más clara en un sentido emocional o de experiencia sensitiva. Es por eso por lo que para lograr un gran mastering hay que ser un “maestro” en el sentido abierto de la palabra. El mastering cabalga a medias entre el arte y la ciencia.